La princesita Mía no fue para nada primorosa, como lo prometimos, su apetito fue como el de dos caballos; la bruja Cloacalina fue tan bruja que el público quedó hechizado con su baile; el Rey Theodoro, como siempre, entregado, paternal y preocupado por la felicidad de su princesita. Por ahí andan, en el recuerdo de quienes disfrutaron y rieron a mares.
Jennifer Villegas, como la Princesa Mía
Sofía Pino en su traje de Bruja Cloacalina
La Bruja Cloacalina hizo honor a su nombre y se portó mal, muy mal, tanto, que el público no paró de reír con cada una de sus ocurrencias, con su son y su risa característica.
Esperamos verla muy pronto para disfrutar sus bebedizos y descubrir lo que lleva en su saco rojo, tal vez nos dé alguna fórmula mágica de esas con pelos de rana ronca y uñas de dragón tuerto.
Ángel Soto vestido de Rey Theodoro
Theodoro, tan guapo con su corona, tan imponente con su traje de Rey y esa vocesota.
Podemos dar fe de que lo intentó, pero el apetito de Mía amenazaba con tambalear su reino.
Debió hacer grandes muestras de creatividad para calmar la voracidad de su hija, la princesa, que come más que una nigua.
Y apareció ¡Croagg!
En un ardid para intentar distraer a la princesa: el Rey y el Mago Contador
Moría de hambre la princesa
Cloacalina, bruja fina